18 may 2013

Huellas en la Arena



Una noche en sueños vi  que con Jesús caminaba junto a la orilla del mar bajo una luna plateada.

  Soñé que veía en los cielos mi vida representada en una seria de escenas que en silencio contemplaba.

  Dos pares de firmes huellas  en la arena iban quedando mientras con Jesús andaba como amigos conversando.

  Miraba atento esas  huellas reflejadas en el cielo pero algo extraño observé y sentí gran desconsuelo.

  Observé que algunas veces al reparar en las huellas en vez de ver los dos pares, veía sólo un par de ellas.

  Y observaba también yo que aquel sólo par de huellas se advertía mayormente en mis noches sin estrellas.

  En las horas de mi vida llenas de angustia y tristeza cuando el alma necesita más consuelo y fortaleza.

  Pregunte triste a Jesús: “¡Señor, Tú no has prometido que en mis horas de aflicción

siempre andarías conmigo…?

  Pero noto con tristeza que en medio de mis querellas cuando más siento el sufrir

veo sólo un par de huellas.

  ¿Dónde están las otras dos que indican Tu compañía cuando la tormenta azota

sin piedad la vida mía?

  Y, Jesús me contestó: con ternura y comprensión; "Escucha bien, hijo mío,

comprendo tu confusión.

        Siempre te amé y te amaré,y en tus horas de dolorsiempre a tu lado estaré para mostrarte Mi Amor.

        Mas si ves solo dos huellas en la arena al caminar, y no ves las otras dos que se debieran notar, es que en tu hora afligida, cuando flaquean tus pasos, no hay huellas de tus pisadas

porque te llevo en Mis brazos".
Anónimo

17 may 2013

Las Fuentes del Chi

Hace miles de años, los maestros taoístas descubrieron los centros de Chi (energía) del cuerpo, mediante la observación interior.




Para ello había que apartar el cuerpo de los estímulos externos y meditar, para que, de este modo, se activasen los sentidos internos. Mediante procesos de relajación mental y física y utilizando sus sentidos interiores, los maestros descubrieron que algunas partes del cuerpo tienen más Chi que otras. Sirven como puntos de acumulación de nutrientes para unos órganos y glándulas concretos. Estos centros pueden recibir el Chi de fuentes externas, como la fuerza electromagnética, la vibración de la tierra, la luz y la frecuencia o sonido de la luna, el sol y las estrellas. A este alimento se añade la Fuerza Universal, bajo la forma de la luz roja y violeta del amor incondicional. Los maestros descubrieron que estos centros se conectan para formar un circuito al que llamaron Órbita Microcósmica. Por entonces, no tenían el conocimiento que tenemos nosotros de la electricidad y, apesar de todo, fueron capaces de acceder al flujo de energía electromagnética del cuerpo (CHI). Los maestros aprendieron a utilizar la mente y el ojo interior para guiar el Chi por este circuito. Lo utilizaban para curarse ellos mismos estableciendo así la base de un trabajo espiritual. Según iban desarrollando sus sentidos internos para distinguir y catalogar el Chi dependiendo de sus diversas fuentes (el sol, la luna, las estrellas, etc.), aprendieron a absorber más Chi de cada una de estas fuentes para pasarlo a su cuerpo. El circuito de la Órbita Microcósmica está formado por dos canales principales, a los que se llama Gobemador y Funcional. El Canal Gobemador sube desde el perineo, pasando por la espina dorsal, hasta la coronilla de la cabeza, para terminar en el paladar de la boca. El Canal Funcional va desde el perineo hasta la punta de la lengua, pasando por la parte delantera del cuerpo. Tocando el paladar con la punta de la lengua, se conectan los dos canales.

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